domingo, 9 de marzo de 2008
Laboratorio
A menos de dos metros del lugar donde estoy sentada, hay un laboratorio de audio. En él se prueba una variedad de sonidos que se van incorporando y reemplazando a los anteriores, a veces sostenidos, otras veces breves e interrumpidos. Empiezan por los más agudos hasta alcanzar tonalidades más suaves, y las notas ascienden y descienden, repitiéndose en una especie de sinfonía improvisada que me gustaría seguir oyendo toda la tarde; pero quién sabe, todo tiene un límite. He tenido ocasión, otras veces, de escucharlo, y estoy segura de que la experimentación será día a día más exitosa, dando lugar a resultados cada vez más armoniosos y llenos de sentido. Hay que darle tiempo. Tiene seis meses de vida, y se llama Ramiro.
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