Algo aleteó débilmente entre los pliegues de la mente –¿o era la cortina de la ventana?– y parecía que sí, que por fin lo lograría, que el vuelo iba a tener la forma y la velocidad deseadas como para despegar y tomar altura. Pero la forma era muy pesada, o tenía mucho miedo, o el cansancio y el olvido le desdibujaron las alas, y una vez más quedó oculta, irreconocible, en estado de quietud absoluta. Y nunca se supo si era una mariposa o una metáfora.
2 comentarios:
Era una enseñanza.
;)
Si era así, es una suerte que no haya levantado vuelo.
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