jueves, 26 de junio de 2008

Ascetismo

-Me imagino lo que le va a costar irse de aquí -le dije a la propietaria, una señora de unos ochenta años.

-No, para nada -dijo. -Yo no le doy ninguna importancia a las cosas materiales.

Lo dijo con una expresión beatífica, desde una paz supuestamente franciscana, mientras me mostraba su departamento decorado en estilo francés sobre una importante avenida, que tenía en venta para comprar uno más grande.

martes, 24 de junio de 2008

Soy huésped

La puerta no es mi puerta. Las paredes no son mis paredes. La mesa no es mi mesa. La cocina no es mi cocina. Los platos no son mis platos. La ventana no es mi ventana. La heladera no es mi heladera. El televisor no es mi televisor. El baño no es mi baño. El techo no es mi techo. Las llaves no son mis llaves. La calle no es mi calle. Pero la vida, para bien o para mal, sigue siendo mi vida.

sábado, 21 de junio de 2008

El orden de los factores

Sueña como si fuera fácil. Camina como si fuera ágil. Respira como si fuera simple. Escribe como si fuera hábil. Vive como si fuera gratis. Piensa como si fuera posible. Se mueve como si fuera libre.

Se mueve como si fuera fácil. Piensa como si fuera ágil. Vive como si fuera simple. Escribe como si fuera gratis. Respira como si fuera hábil. Camina como si fuera posible. Sueña como si fuera libre.

Camina como si fuera libre. Sueña como si fuera posible. Respira como si fuera gratis. Escribe como si fuera simple. Vive como si fuera hábil. Se mueve como si fuera ágil. Piensa como si fuera fácil.

domingo, 15 de junio de 2008

El medio

Escribía con un lápiz al que se le había gastado tanto la punta que sólo dejaba marcas en el papel al arrastrarlo con mucha fuerza, y las marcas eran sólo el trazo hundido del papel, sin nada de color, de manera que no podía leer lo que iba escribiendo. Cuanto más trataba de que aquello funcionara –cuanto más fracasaba– más furia tenía, hasta que por fin empuñó el lápiz como si fuera una daga y arremetió contra el papel con movimientos espasmódicos, dejándolo rasgado y agujereado. Y ése era el mensaje.

sábado, 14 de junio de 2008

Renegada

La clase media ya me está produciendo asco. Y no me vengan con eso de las contradicciones, porque las tengo clarísimas y, sobre todo, no me impiden pensar.

jueves, 12 de junio de 2008

Estados alterados

“Escribí tangencialmente”, me dice Eduardo. Me siento frente a la computadora y miro de costado (puedo escribir sin mirar): veo una biblioteca desarmada. Entonces giro la cabeza para el otro costado. Cajas. Trato de no mirarlas de frente, ya que la idea es actuar en forma tangencial. Casi estoy a punto de obtener una visión nublada, como borrosa, de las cajas. Las cajas se transforman en un paisaje abstracto. Me concentro en el paisaje abstracto. Hay manchas negras, verdes y azules, pero predomina el marrón claro, color madera. También hay algunos brillos. Me cuesta mirar así, desenfocando, así que aparto la mirada apenas me doy cuenta de que los brillos provienen de la cinta de embalar. No hay caso, Eduardo, no me puedo escapar por la tangente.

martes, 10 de junio de 2008

Oquedades

Es el mismo lugar de siempre, pero suena distinto. Los ruidos, que antes se perdían entre los repliegues de texturas amables para hundirse como corresponde en la espesura mullida de papel y cartulina, ahora andan perdidos en el aire, cansados de buscar guarida sin encontrarla. Sin libros, la casa suena a cabeza hueca.

domingo, 8 de junio de 2008

Recurrencia

Voy a decir algo imperdonablemente obvio: lo que más me cuesta no es vaciar esta casa de objetos, sino vaciarla de mí.

martes, 3 de junio de 2008

Como dijo Mario

Es inevitable. Por más orden que se tenga, por más organizado que sea el proceso de la mudanza (cajas rotuladas, etiquetas, listas, libros separados por género, vajilla protegida por envolturas y más envolturas, fechas agendadas, objetos clasificados por orden de importancia), todos sabemos que, al final, cuando todo haya terminado, deambularemos por toda la casa en busca de una cucharita de café.