–Buenas… Tengo que reconocer que ustedes me tienen de sorpresa en sorpresa… ¿Cómo es eso de “Se posterga” que pusieron ahora en la vidriera?
–Ah, sí, mire: como usted ya se habrá dado cuenta, buscamos permanentemente la forma de responder a las necesidades del público. Y hemos notado que a mucha gente, pero a mucha, mucha gente, le conviene que las cosas se posterguen. El tiempo pasa volando, vio, y cuando uno se quiere acordar, el asunto ése ya está encima y todavía no estamos preparados.
–Pero… No entiendo. Ustedes, ¿cómo hacen para postergar?
–Bueno, nosotros postergamos lo que está a la altura de nuestras posibilidades. Pero a usted lo deja con una sensación de alivio, como de algo que, si se dio alguna vez, puede volver a ocurrir. Una presentación, por ejemplo. O un examen. O una fiesta de ésas a las que usted siente que tiene que ir con una careta, disfrazado de alegre, divertido y ocurrente.
–No termino de entender. ¿Me podría dar un ejemplo, alguna postergación exitosa que ustedes hayan emprendido?
–Lo lamento, pero el inicio de esta nueva actividad ha sido postergado hasta nuevo aviso. Vuelva más adelante.
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