viernes, 16 de mayo de 2008

La multiplicación de las piedras

Ahí va una. Ah, cómo pesa. Pero no hay manera; se la debe sacar de encima. Ya está, qué bien. Ahora podemos pensar en la piedra que sigue. Caramba, cayó otra y se instaló en el lugar de la que acabamos de sacar. Habrá que repetir la operación. Lleva su tiempo. Además, intervienen varios factores que no dependen solamente de nosotros, no. Hay que tener un poco de paciencia, hay que esperar el momento y la ocasión. Ya va. Ay, pero qué ansiedad, hasta que no saquemos esta otra no podremos hacer nada más. Ya sale, un poco más de fuerza. Primero hay que mover esta pequeñita que parece estar adosada. Todo a su tiempo. Ahora sí. Éste es el modo. Todas las demás –y las que se irán agregando en lo sucesivo– deberán ser removidas con el mismo esfuerzo, con la misma paciencia, apretando los dientes y pensando en el alivio de no tener ya más piedras que mover, por lo menos por un buen rato.

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