viernes, 29 de agosto de 2008

Libertad de los objetos III

Cuatro de la madrugada. No sé si me despierto a causa del ruido, o si oigo el sonido unos instantes después de haber despertado. Es un repiqueteo, algo suavemente metálico que me hace pensar en cristal, o en una fuente. Me incorporo en la oscuridad y camino dos pasos. Parece como si hubiera algo pegajoso, porque la suela de las ojotas se queda adherida por unos segundos en cada paso que doy. Enciendo la luz. Está inundado. No es una inundación total, pero un enorme charco abarca toda la habitación, y no habrá más remedio que ir a buscar trapos y un balde. A la mañana siguiente descubriremos que el agua venía del lavarropas, algo que pudo solucionarse con sólo sacar el filtro que está ahí nomás, detrás de una tapita en el frente, y limpiándolo. Hace poco, no lejos de aquí, un plomero ha cobrado setenta pesos para hacer la misma operación.

Ocho y media de la mañana. Voy a la cocina y saco de la heladera una botella de agua mineral. Está mojada, se resbala, no puedo retenerla: se cae a mis pies y el agua salta en un chorro insidioso que moja la parte baja de mis pantalones.

Ahora sólo falta que alguien me tire el I Ching y todo el texto se explaye en forma abundante sobre el significado de los cursos de agua que fluyen libremente por los caminos de la vida.

2 comentarios:

nat dijo...

Hola, Luisa, te dejo un mensaje de parte de María Teresa Andruetto que te anda buscando y como no tiene usuario por aquí, me pidió si te lo podía pasar yo: Hola Luisa, quisiera comunicarme con vos, para una nota sobre Luisa Axpe/Narradora para un suplemento cultural.
Podrías hacerme dos líneas a tandruetto@arnet.com.ar
o www.teresaandruetto.com.ar
Desde ya, agradecida,
María Teresa Andruetto

Luisa Axpe dijo...

Listo, ya le escribí, gracias, Nat.