domingo, 24 de agosto de 2008
Libertad de los objetos
Las gimnastas lanzan los aros por el aire, los recuperan, los vuelven a lanzar y nuevamente a recobrar, y todo con la misma gracia, con movimientos elásticos, suaves, coordinados. Mezclándose entre ellas, volviendo a separarse, manejándose entre sí y con los objetos como si todo lo que las rodea fuera parte de una misma entidad viviente. Todo ha funcionado bien hasta ahora, se ve en las sonrisas tensas y las posturas orgullosas, hasta que una de ellas pierde contacto con el aro, y entonces debe abandonar el paso de ballet para ponerse a gatas y levantarlo del suelo donde ha quedado inmóvil, como dibujado, en una posición indigna de ese sitio privilegiado. Años de preparación tirados por la borda, y todo por culpa de ese aro que se sintió libre justo en el momento menos indicado.
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