martes, 6 de mayo de 2008

Literalidad

Se calzó los guantes. El del pie izquierdo le apretaba un poco.
No, así no vamos a ninguna parte. A ver:
Tomó la llamada que estaba entrando. Pero igual seguía teniendo sed.
No, así tampoco. Veamos:
Querían hacer el amor. Pero se dieron cuenta de que ya lo habían hecho otros.
Bueno, seguimos en la misma. Otra vez:
Me ganó la impaciencia. No volveré a apostar con ella.
Y dale.
Se moría de frío. Y resucitaba a los pocos segundos.
No hay caso. Hay días en los que no me puedo resistir al sentido literal de algunas expresiones.

lunes, 5 de mayo de 2008

Buenos modales

–Buenos días, ¿sería tan amable de comunicarme con la señora de la casa?
–En este momento no puede atenderlo, está enterrando a un muerto.
–Ah, caramba. ¿Y hay alguna otra persona de la familia?
–No, solamente la señora.
–Pero… ¿no me dijo que estaba en un entierro?
–No, señor, usted disculpe, le dije que estaba enterrando a alguien.
–¿Dónde, si es que puedo preguntar? A veces me tomo esos atrevimientos.
–No hay problema. Aquí, en el jardín de atrás. Lo acaba de matar. Pero no se preocupe, que en una hora termina y yo le paso su mensaje.
–Bueno, gracias. Ha sido usted muy amable. Adiós.
–Perdone, usted todavía no me ha dicho quién habla. O de parte de quién.
–No se preocupe, yo la vuelvo a llamar.
–Muy bien, entonces, que tenga un buen día.
–Lo mismo para usted.

Bolivia

Cada vez entiendo más el sentido de la palabra reacción.

domingo, 4 de mayo de 2008

Nota al pie

Se sentó a leer el diario como de costumbre, aunque no se sentía como de costumbre. Se avecinaban tiempos difíciles en su vida –tiempos de cambio, de decisiones, de riesgos– y todos los pensamientos relacionados con eso invadían cada cosa que pretendía hacer. Sin embargo, quería leer el diario. Descubrió que moviendo el pie derecho conseguía mantener a raya las distracciones que le imponía su acelerada actividad mental, y así poder concentrarse en la lectura. Sobre todo, los artículos con información económica, que eran todo un desafío para alguien que no era especialista y sin embargo se sentía atraída. El pie se movía cada vez más frenéticamente. Devoró dos o tres notas sobre un conflicto que parecía no tener solución, una vez más –pensó– a causa de la irracionalidad. Las notas estaban muy bien redactadas. Pero el pie se aceleraba más y más. Pasó a la sección Internacionales, tratando de prestarle tanta atención como a lo anterior. Pero el pie. Intentó distraerse con el suplemento cultural, pero los movimientos del pie se le impusieron con una fuerza y un vigor tales que ya no pudo ignorarlos más. Resignada, abandonó la lectura del diario y se sentó frente a la computadora para escribir la primera entrada del día en su blog.

sábado, 3 de mayo de 2008

Estimado público

Y ahora, señoras y señores, a pedido del público voy a entonar otra canción. Es una bella composición… ah, sí, muchas gracias, el huevo es muy bueno para la garganta. Como les decía, se trata de una hermosa tonada, epa, con un huevo solo alcanzaba, que fue compuesta allá por el… bueno, definitivamente se han empeñado en decirme algo, realmente cuesta mucho hablar así, con la yema corriendo por mi oreja y una hoja de repollo en la frente, pero en fin, trataré de seguir, esperen que esquivo un tomate, el show debe continuar, dónde consiguieron pepinos en esta época del año, y me voy a acompañar como siempre… caramba, alcauciles, esto se está poniendo sofisticado… les decía que me voy a acompañar con mi guitarra ¡no, a la guitarra nooo! A ver si suena: sí, perfecto, no importa, sigan mientras yo rasgueo la bordona, ahí les va de vuelta una pera, y mientras hago sonar los mágicos acordes, bananas maduras, qué pena, los mágicos acordes de mi instrumento, me voy a acompañar con la música para decirles, upa, una zanahoria, para decirles las palabras que ustedes, seguramente, ¡zapallitos!, las palabras que están esperando: buenas noches.

El gato agradece

Durante esta semana, la alimentación de Gato Hambriento ha sido errática y escasa. Como puede verse más abajo, y luego del tirón de orejas de varios de sus lectores, hoy he vuelto a alimentarlo. En este momento se está acariciando los bigotes, esperando más comida. Ya va, Gato, ya va. Pobre Gato.

Puthod

Lo dije hace una semana. La locura y la irracionalidad siguen estando ahí. Sólo que, como dice Sandra Russo, tenemos una costra. Y es verdad: la locura no es sólo que secuestren a un ex desaparecido, y lo vuelvan a torturar después de más de treinta años. La locura es que no hablemos de eso. Tal vez estemos demasiado ocupados tratando de tener razón.