miércoles, 4 de diciembre de 2013
Estados intermedios
Cada vez me cuesta más creer en la realidad de mis sueños. Me resulta
muy difícil convencerme, en medio de un sueño, de que estoy despierta;
y entonces tropiezo a oscuras con los muebles, primero tanteando con
los brazos extendidos, después tratando de sostener los párpados en
alto con los dedos –aunque, claro, no tengo la fuerza suficiente porque
estoy dormida– mientras busco algo, ese maldito control remoto del aire
acondicionado que alguien dejó funcionando durante la noche (pero por
qué, si yo había dejado la ventana abierta), y tengo frío, y busco bajo
las almohadas y todos, todos siguen durmiendo sin prestarme ninguna
atención, sin que les importe para nada mi incapacidad para despertarme
del todo y cerrar la ventana de una buena vez.
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