sábado, 23 de enero de 2010

El palo y la rueda

El descubrimiento de la rueda fue uno de los pasos más importantes para la humanidad, mucho más que el alunizaje. El palo, en cambio, estaba ahí, rotundo y lineal, listo para ser usado, mucho antes de que a alguien se le ocurriera la necesidad de fabricar herramientas. En las manos de nuestros antepasados era un poderoso disuasivo frente a los enemigos, o un machete sin filo que permitía apartar las malezas, o una antorcha para mitigar la oscuridad de las cavernas. La rueda acortó distancias y se hizo aliada de los humanos en su lucha contra la fuerza de gravedad. Es un invento único e insuperable, porque permite ir hacia delante, fabricar, construir, hacer realidad los sueños. Y es insustituible en muchos casos, aun en la era de la navegación aérea.

No sé cuántos años habrán pasado desde que la humanidad contó con la rueda. Sólo sé que muchos años después, una gran parte de esa humanidad está dignificando el palo como la herramienta sofisticada por excelencia.

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