–Permiso, buenas tardes.
–Adelante, díganos.
–Sí, no, esteee… Por el cartelito en la vidriera.
–¿Cuál de ellos?
–El que dice Se busca.
–Ah, sí. Cuéntenos qué desea que le busquemos.
–No, pero ¿cómo? ¿No son ustedes los que buscan? El cartel dice Se busca.
–Claro, por eso. Buscamos lo que usted nos pida. Sin garantías de hallazgo, por supuesto.
–Estoy un poco confundido. Cuando se pone un cartel así, ¿no es para pedir un empleado? Por lo general son más específicos, dicen Se busca repartidor, o Se busca vendedora, o contador, o lo que sea. Ustedes pusieron solamente Se busca. En fin, pensé que habían querido ahorrar palabras.
–Ah, no, en eso no somos nada ahorrativos. Cuando queremos decir algo, lo decimos con todas las letras. Es decir, con las letras que hagan falta. La equis, por ejemplo, la usamos muy poco. Lo mismo que la doble ve.
–Bueno, pero todavía no me dijeron qué buscaban.
–Es al revés: es usted el que no dijo qué quería que le buscáramos. Nos gusta buscar. No siempre encontramos, pero en el camino aparecen algunos hallazgos inesperados, muy interesantes. Si quiere, se puede asociar a esta empresa. No se va a arrepentir, se lo aseguro.
–¡Ah! ¿Vio cómo sí buscaban a alguien? Ahora me está diciendo que buscan un socio.
–No lo buscábamos, pero a lo mejor acabamos de encontrarlo. Como le decía, esta actividad está llena de sorpresas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario