jueves, 11 de marzo de 2010

Opiniones y verdades reveladas

Una opinión es una opinión. Ayer, hoy y siempre. En Atenas, en Chicago y en Venado Tuerto.

Una opinión es un pensamiento parcial, una toma de partido sobre uno o varios temas. Es subjetiva, aun cuando se nutra de grandes estudios y conocimientos. Una opinión no es una verdad: es una de tantas verdades posibles. O no es una verdad de ninguna manera.

En los últimos tiempos existe la tendencia a tomar ciertas opiniones como verdades absolutas. Esa transformación consigue resultados que encierran un riesgo importante, sobre todo porque no es inocente. Le sirve a determinado grupo de personas, especialmente las que detentan el poder económico. Que son quienes tienen, en consecuencia, la posibilidad de difundir estas verdades absolutas.

En función de esa capacidad –la de convertir opiniones en verdades y la de convencer a los desprevenidos, que son la mayoría, y también a ciertos aliados útiles– se transforma un procedimiento político válido en un escándalo, por ejemplo. O lo que es peor: en un delito.

Ayer, el Senado de la Nación Argentina transformó una opinión en una verdad revelada. La presidenta del Banco Central había actuado en contra de la opinión de los senadores opositores, y eso la transformó en delincuente.

Podemos estar o no de acuerdo en la rapidez con la que actuó Mercedes Marcó del Pont en darle curso al decreto sobre el uso de las reservas para el pago de la deuda, pero no podemos decir que cometió un delito. Que no nos guste no es motivo para echarla.

Mercedes Marcó del Pont no sólo explicó por qué lo suyo había sido actuar dentro de la ley, sino que hizo una defensa brillante de sus opiniones. Opiniones que, por supuesto, son opuestas a la de la mayoría actual en el Senado. Nadie le preguntó nada, nadie le dio oportunidad de rebatir la acusación. Hoy se aprestan a echarla, basados en opiniones que funcionan como verdades reveladas.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Luisa;buenisimas tus notas,es la primera vez que las leo nunca me habia "metido en el gato hambriento"Ayer quede deslumbrada con el ejemplo de CIVISMO de Marco del Pont.pude VERLA y escucharla,era demasiado para la manga de zatrapas que se encontraban ahi,pero no importe todo lo bueno sirve.Gracias por tus notas.hebe de torcuato

Luisa Axpe dijo...

Gracias, Hebe. Por alguna razón misteriosa, tu comentario recién salió publicado hoy, cuando ya parece que hiciera un siglo desde aquella confrontación infame. Es bueno sentirse en compañía.