Que no se junten. No, por favor, que no se junten. Así, por separado, me dan ternura. Despiertan mi compasión, quiero ayudarlos. Pero juntos, no.
Estoy dispuesto a darles un plato de sopa cuando se acercan a mi puerta, a regalarles en pan de ayer, a darles para el colectivo. Pero que no se junten.
Mi voz se alza indignada cuando pienso en la cantidad de pobres que hay, qué sé yo, por ahí, en esos sitios horribles en donde suelen vivir. El gobierno no hace nada por ellos, digo indignado, cuando los veo de a uno, a lo sumo dos o tres. Pero me los imagino de a muchos y veo todo negro. Todos juntos, no, por favor.
Dicen que están empezando a armarse. Dicen que son violentos. Dicen que se drogan. Dicen que son todos ladrones. Dicen que son feos, sucios y malos. Dicen que vienen por nosotros, la gente de bien. Dios mío, tengo miedo, mucho miedo. Creo que están empezando a juntarse. Hay que hacer algo.
sábado, 31 de octubre de 2009
viernes, 30 de octubre de 2009
Pescador de rótulos
Lugar: Arba, sucursal Olivos. Mesa de entradas. Para ser atendido hay que pasar obligatoriamente por ese mostrador, donde entregan un papelito con el número correspondiente al trámite y el número de llegada de cada uno. Están bien organizados, no es el caso. Tampoco hablaré aquí del disgusto de ser intimada por varios pagos que no adeudo, en fin, cuestiones administrativas enojosas que cada uno debe solucionar como pueda. Lo que me llamó la atención esta vez es el sistema de decodificación del empleado de la mesa de entradas. El contribuyente va con todo el ímpetu, esgrimiendo comprobantes, llevando la carta de intimación, por ejemplo, y, haciendo gala de toda su dignidad ciudadana, se pone a explicar para qué está allí. El empleado oye sólo una palabra: la que corresponde al trámite. En mi caso, Ingresos brutos. Y de esta forma, va pescando la única palabra que le interesa en los parlamentos de cada persona que entra. Me imagino así la recepción del mensaje:
—Bss bsss bsss bsss RENTAS bsss.
—Bsss bsss bsss bss AUTOMOTOR bsss bss.
—Bsss bsss bsss bss INMOBILIARIO bsss bss bsss bss.
—Bsss bsss bsss bss INGRESOS BRUTOS bsss bss.
No deja de ser una habilidad admirable, por más decepcionados que nos deje.
—Bss bsss bsss bsss RENTAS bsss.
—Bsss bsss bsss bss AUTOMOTOR bsss bss.
—Bsss bsss bsss bss INMOBILIARIO bsss bss bsss bss.
—Bsss bsss bsss bss INGRESOS BRUTOS bsss bss.
No deja de ser una habilidad admirable, por más decepcionados que nos deje.
martes, 27 de octubre de 2009
A colorear, mi amor
Tomaron una decisión histórica: reemplazarían las armas mortales por un sistema de ataques simbólicos. A partir de ese momento, cada vez que un conflicto se entrometía en la vida de dos o más países, manchas azules, rojas, verdes, amarillas y de todos los tonos y colores imaginables empezaron a aparecer en las paredes exteriores de las embajadas, que rápidamente eran pintadas de nuevo con el color original. Unos inofensivos cañones diseñados para ese efecto disparaban cápsulas de pintura que se estrellaban, obedientes, en los objetivos designados.
El sistema era tan divertido que, al poco tiempo, hubo más gente dedicada a este servicio que a las tareas destinadas a proveer a la población de alimentos, ropa, muebles, artefactos y demás.
Destruido el equilibrio entre el trabajo y el consumo, las economías de los países que habían adoptado este método tendieron a colapsar.
Entonces, el gobierno del país que había tomado la iniciativa (como tantas otras, en el pasado) llegó a la única conclusión posible. Para salir adelante, hacía falta una guerra de verdad.
El sistema era tan divertido que, al poco tiempo, hubo más gente dedicada a este servicio que a las tareas destinadas a proveer a la población de alimentos, ropa, muebles, artefactos y demás.
Destruido el equilibrio entre el trabajo y el consumo, las economías de los países que habían adoptado este método tendieron a colapsar.
Entonces, el gobierno del país que había tomado la iniciativa (como tantas otras, en el pasado) llegó a la única conclusión posible. Para salir adelante, hacía falta una guerra de verdad.
domingo, 25 de octubre de 2009
sábado, 24 de octubre de 2009
Bond, James Bond
Nuevamente, no sé si reírme o qué. Creo que lo mejor es reírme.
Es que el examen de la trama de espionaje descubierta en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no me deja escapatoria, tengo que decirlo: NO SIRVEN NI PARA ESPIAR.
Es que el examen de la trama de espionaje descubierta en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no me deja escapatoria, tengo que decirlo: NO SIRVEN NI PARA ESPIAR.
viernes, 23 de octubre de 2009
Terrorismo mediático
En este momento me gustaría tener una especie de megáfono gigante para pedir calma. Para decirle a “la gente” (esa categoría anodina que hemos sabido parir en las últimas décadas) que trate de bajarle un poco los decibeles a la voz de los medios que dominan hoy la comunicación.
Periodistas famosos de los canales de TV del grupo Clarín o de América, columnistas destacados de La Nación, redactores obedientes o convencidos de Clarín (e inclusive algún medio del exterior, como El país de España, del grupo Prisa) parecen hoy hermanados en una escalada enloquecida de vaticinios delirantes y, sobre todo, malintencionados.
Con el propósito de seguir soliviantando los ánimos, alimentan el miedo con una constancia que excluye cualquier casualidad. Parecen seguir un plan: sembrar el terror. La delincuencia, el dengue, la gripe A, la supuesta violencia de algunas organizaciones sociales o piqueteras, cualquier recurso es válido dentro de ese plan, cuya expresión más descarnada son las expresiones alucinadas de la doctora Elisa Carrió, multiplicadas por cuanto micrófono se le ponga por delante.
Y todo esto, por no hablar de las cadenas de e-mails surgidos de fuentes anónimas, pero en las que no es difícil adivinar, no ya una mano golpista, sino explícitamente antidemocrática. ¿Por qué no nos paramos a pensar un poco?
Perdón por tanta adjetivación, pero necesitaba decir esto.
Periodistas famosos de los canales de TV del grupo Clarín o de América, columnistas destacados de La Nación, redactores obedientes o convencidos de Clarín (e inclusive algún medio del exterior, como El país de España, del grupo Prisa) parecen hoy hermanados en una escalada enloquecida de vaticinios delirantes y, sobre todo, malintencionados.
Con el propósito de seguir soliviantando los ánimos, alimentan el miedo con una constancia que excluye cualquier casualidad. Parecen seguir un plan: sembrar el terror. La delincuencia, el dengue, la gripe A, la supuesta violencia de algunas organizaciones sociales o piqueteras, cualquier recurso es válido dentro de ese plan, cuya expresión más descarnada son las expresiones alucinadas de la doctora Elisa Carrió, multiplicadas por cuanto micrófono se le ponga por delante.
Y todo esto, por no hablar de las cadenas de e-mails surgidos de fuentes anónimas, pero en las que no es difícil adivinar, no ya una mano golpista, sino explícitamente antidemocrática. ¿Por qué no nos paramos a pensar un poco?
Perdón por tanta adjetivación, pero necesitaba decir esto.
miércoles, 21 de octubre de 2009
Vitrificación de la libertad
La libertad no se encuentra, como podría suponerse siguiendo una lógica lineal, suelta (o sea, en forma libre). Por el contrario, viene dentro de ciertos agentes que, con el correr del tiempo, sufren modificaciones, en virtud de las cuales su cuota de libertad experimenta un proceso que podríamos catalogar como vitrificación, algo que puede producirse por medio de calentamiento o enfriamiento muy rápido, o mediante la mezcla con un aditivo, como por ejemplo el contacto con otros agentes mayores que él. Una vez vitrificada, la libertad tiene muy pocas posibilidades de expresarse.
Pero en esas primeras etapas, ay, qué maravilla es verla desplegarse en todo su esplendor, mezclando colores sin ningún prejuicio, ignorando las reglas de la educación, hablando en todos los idiomas y en ninguno, ensuciándose las rodillas, pringando los muebles con caramelo y mirando el mundo desde abajo, sin que esto tenga importancia porque, después de todo, es libre de volar por donde le plazca.
Pero en esas primeras etapas, ay, qué maravilla es verla desplegarse en todo su esplendor, mezclando colores sin ningún prejuicio, ignorando las reglas de la educación, hablando en todos los idiomas y en ninguno, ensuciándose las rodillas, pringando los muebles con caramelo y mirando el mundo desde abajo, sin que esto tenga importancia porque, después de todo, es libre de volar por donde le plazca.
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