viernes, 30 de octubre de 2009

Pescador de rótulos

Lugar: Arba, sucursal Olivos. Mesa de entradas. Para ser atendido hay que pasar obligatoriamente por ese mostrador, donde entregan un papelito con el número correspondiente al trámite y el número de llegada de cada uno. Están bien organizados, no es el caso. Tampoco hablaré aquí del disgusto de ser intimada por varios pagos que no adeudo, en fin, cuestiones administrativas enojosas que cada uno debe solucionar como pueda. Lo que me llamó la atención esta vez es el sistema de decodificación del empleado de la mesa de entradas. El contribuyente va con todo el ímpetu, esgrimiendo comprobantes, llevando la carta de intimación, por ejemplo, y, haciendo gala de toda su dignidad ciudadana, se pone a explicar para qué está allí. El empleado oye sólo una palabra: la que corresponde al trámite. En mi caso, Ingresos brutos. Y de esta forma, va pescando la única palabra que le interesa en los parlamentos de cada persona que entra. Me imagino así la recepción del mensaje:
Bss bsss bsss bsss RENTAS bsss.
Bsss bsss bsss bss AUTOMOTOR bsss bss.
Bsss bsss bsss bss INMOBILIARIO bsss bss bsss bss.
Bsss bsss bsss bss INGRESOS BRUTOS bsss bss.
No deja de ser una habilidad admirable, por más decepcionados que nos deje.

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