-Buenas. No sé si entendí bien lo del cartelito en la vidriera.
-En efecto, usted está dudando porque le parece más una frase sacada de contexto que un anuncio.
-Es increíble, ustedes de veras sobreentienden.
-Y eso es justo lo que usted estaba buscando.
-¿Cómo lo adivinó?
-No lo adiviné. ¿Ya no se acuerda? Acá sobreentendemos.
-Es verdad. Es raro, porque uno está acostumbrado a sobreentender, no a ser sobreentendido.
-Sí, tratamos de no tener demasiada competencia en todo lo que hacemos. Y de diversificarnos, como ya lo habrá notado. Perdón: como ya lo ha notado. Hay que estar muy atentos en lo que decimos, porque a veces se nos escapan afirmaciones sin el suficiente sobreentendido como para satisfacer a nuestros clientes. Es difícil, a veces se confunde con omnipotencia, o lo que es peor, con soberbia.
-No mencione esa palabra, por favor.
-Perdón, debí sobreentender que a usted le molestaba. No volverá a suceder.
-No se preocupe, puedo entenderlo.
-Sí, ya lo sabía.
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