sábado, 25 de septiembre de 2010

Placeres amatorios

El hecho mecánico de escribir me produce placer; siempre fue así. Desde los tiempos en que escribía con una Olivetti o una Remington. Y el teclado de una computadora es casi un objeto amoroso, blando y amable, que se deja acariciar y cede ante el menor impulso de mis dedos amantes.

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