lunes, 31 de agosto de 2009

No sé si reír o criticar

Si se aprueba un proyecto de ley impulsado por el lobby conservador religioso, se podría recibir una pena de entre seis meses y dos años de prisión por criticar a un cura o pastor. ¿Qué es lo que está poniendo en evidencia esta iniciativa?

El hecho de que una diputada considere necesario reprimir esos actos, me hace pensar que en la sociedad hay unas ganas incontenibles de dar rienda suelta a esas críticas. No puedo evitarlo; la imagen directamente asociada a esta propuesta es una enorme cantidad de personas que se salen de la vaina por hablar mal de los curas. ¿No es un poco humillante para los representantes de la iglesia?

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