martes, 3 de febrero de 2009
Fragmentos
Apoyó sobre la hierba la vida que le quedaba. No era demasiada, y tampoco parecía dispuesta a quedarse por mucho rato. Se recostó de espaldas, sintiendo que la frescura de todo el planeta le absorbía los últimos resabios de oscuridad. Ya casi no pensaba, descubrió con una sensación de triunfo. Cuando se lo contara a… La frase le quedó en suspenso en la cabeza, una expresión ya sin ningún sentido, palabras que no comprendía del todo. Unas voces lejanas parecían tenderle trampas, pero ni siquiera consiguieron provocarle inquietud. Las últimas energías se escurrieron hacia los cuatro puntos cardinales, buscando la tierra. Allí se calentaron, se reunieron y entraron en ebullición, formando remolinos ascendentes que escapaban por los poros del suelo, procurando salir, volver a la fuente primordial. Algo fuerte le golpeó el pecho desde el interior como una explosión de viento estival; la espalda se le arqueó en una convulsión apenas perceptible. La vida había vuelto, y ya no había nada que pudiera hacerse.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario